
Me llamo María y desde que tengo uso de razón he sido una apasionada del arte y la creatividad. Comencé a desarrollar mis cualidades artísticas yendo a clase de pintura desde que era pequeña y estudié bachillerato artístico para después hacer la carrera de Diseño en la universidad. Allí me especialicé en escenografía después de haber conocido y puesto en práctica muchas disciplinas. Pero sin duda, lo que más me gustaba, era convertir las ideas en realidad a través de cada uno de mis proyectos.
Además, durante mis años de estudio, trabajaba como monitora de ocio y tiempo libre porque siempre he pensado que los niños son las personas de las que más y mejor se puede aprender. Ellos siembran siempre la ilusión en el mundo.
Por eso, cuando terminé mis estudios sentía la grandísima necesidad de humanizar mi trabajo.
También desde que tengo uso de razón me han encantado las bodas y todo tipo de eventos. Cuando alguien salía de casa, yo era la primera en salir detrás, y cuando algún familiar anunciaba la celebración de una fiesta o, mejor aún, una boda, yo era la primera en emocionarme y comenzar a pensar en como sería el gran día. Pensando en qué era lo que podía hacer para unir creatividad y emoción, un buen día se me encendió la bombilla: wedding planner era la profesión perfecta para mí.
El aprendizaje siempre ha sido el motor en el que más he confiado para crecer personal y profesionalmente, por eso decidí formarme con una de las empresas más experimentadas y prestigiosas del sector.
Justamente cuando comenzó la cuarentena en España para tratar de frenar los contagios por coronavirus, empecé a trabajar como project manager en una empresa de organización de eventos para gestionar el departamento de bodas y eventos familiares. Pasamos meses muy duros en los que plantear nuevas posibilidades para salir adelante. Finalmente, decidimos lanzar una línea de negocio de eventos virtuales, para poder ofrecer alternativas a todas las personas y empresas que estaban teniendo que cancelar sus eventos. Gracias a mis conocimientos sobre tecnología, pasé a formar parte del equipo de eventos virtuales.
Sin embargo, sentía que me alejaba de mi sueño principal, que era trabajar en proyectos con alma. Y como me gusta más que a nadie un buen «sarao», me lie la manta a la cabeza y decidí emprender el camino por mi propia cuenta, para poder ayudar a parejas a cumplir el sueño de casarse y cumplir su ilusión convirtiendo sus ideas en realidad.
Detrás de punto y seguido hay toda una trayectoria, acompañada de un cariño inmenso y de trabajo muy duro para alcanzar mi sueño y ayudaros a alcanzar los vuestros.